La marihuana puede ser cultivada de formas muy peculiares, pero esta es posiblemente la menos convencional de todas. Esta historia trata sobre la conexión sagrada de Sudamérica con la medicina del cannabis y cómo es usada en ceremonias. La preparación de la planta desde su cultivo hasta su uso es una experiencia inusual (por no decir otra cosa).
Lo que es tan hermoso sobre la planta de cannabis es que ha prevalecido en la cultura humana desde el momento en que supimos sobre ella. Se ha cultivado dentro de muchas diferentes culturas a lo largo de la historia humana. A lo largo de mis viajes por Sudamérica, me he conectado con muchas tribus antiguas que han estado usando la planta medicinal tradicional durante miles de años. Estaba muy emocionado de encontrar la oportunidad de usar la marihuana en una ceremonia tradicional en Ecuador. Esta experiencia fue probablemente la más única en todo el tiempo que he usado marihuana, y es completamente mágico todo el proceso de preparación de esta planta para una ceremonia sagrada.
Después de ocho meses de beber la planta medicinal sagrada en Sudamérica, y ser expresivo ante mi deseo de usar la marihuana en una ceremonia sagrada, fui referido a una bruja cerca de Quito, la cual se especializa en dichas ceremonias. Nuestra reunión fue propicia, y también anticipé que lo fuera. Así que acepté participar en una ceremonia con ella para la medicina de la “Santa María” (el nombre sagrado español para la planta). Nosotros conversamos un rato sobre qué implica exactamente una ceremonia de la Santa María, y mayormente consiste en consumir marihuana y entonces cantar. Pero en realidad yo no entendía la afinidad de esta mujer por la planta hasta que ella me dijo el método con la que la cultivaba.
Daniela es el nombre de la mujer cuya marihuana iba a fumar. Aunque ella arregla la preparación de la planta para la ceremonia, en realidad es su esposo quien la cultiva. Y él la fertiliza con la sangre de su periodo. No es algo extraño que los grupos tribales en Sudamérica alienten a las mujeres a poner la sangre de su periodo en el suelo, especialmente para cultivar una planta de este tipo. Pero no podía creer que iba a fumar marihuana que había sido cultivada de esa forma.
La marihuana fue penetrante, y no como las excreciones mensuales de una mujer. La fragancia era hermosa e increíblemente fuerte, y yo recuerdo haber notado que el color era bellamente verde. Yo había fumado marihuana callejera en los ocho meses anteriores a lo largo de mi viaje, y yo estaba emocionado de fumar algo que lucía de mejor calidad. Ella me aseguró que su marihuana era orgánicamente cultivada, y que la única cosa que había usado para fertilizarla era la sangre de su periodo.
En el pasado había estado muy familiarizado con el uso de la sangre como fertilizador. La sangre contiene mucho nitrógeno, es natural y es efectivo como un fertilizador para las plantas. Sin embargo, yo sentía un poco de ansiedad con el hecho de hacerlo. Es un gran problema fumar una planta que tiene la sangre de alguien en ella – ¡especialmente cuando no sabes realmente de qué persona es esa sangre! Estaba sosteniendo la marihuana en mi mano, inspeccionándola y pensando en todas las razones por las que estaba emocionado por fumarla. Confié en la persona que me refirió, y ella parecía lo suficientemente confiable para ser una bruja. Me armé de valor y fumé el cannabis que había sido fertilizado con el periodo de una bruja.
La ceremonia como tal fue la experiencia más interesante que había tenido con la marihuana. Los chamanes que llevaban la ceremonia me dieron discursos y plegarias largas en alabanza de la marihuana. Ellos describieron el espíritu de la Santa María como una guardiana de los túneles que nos dan acceso a otros mundos de percepción expandida. Ellos hablaron pasionalmente sobre el poder de las enseñanzas que se encuentran contenidas dentro de esta planta, y para que ella pudiera abrir las puertas de la percepción, uno tiene que querer a la planta cariñosamente.
La ceremonia se realizó mientras todos fumaban mucha marihuana. La regla era que no debía haber menos de un porro por cada tres personas (no había tabaco dentro de los porros). Para los propósitos de hidratación, ellos servían leche. A lo largo de las ceremonias se cantaron canciones y se tocaron instrumentos musicales, todos induciendo una conexión y una experiencia diferente con la planta. También se hacían plegarias durante la ceremonia, normalmente de agradecimiento. Su respeto no solo hacia la planta de marihuana, sino también hacia su espíritu, es una experiencia que se echa de menos en el occidente.
Aunque el occidente está llegando a un acuerdo con el hecho de que la marihuana es sin dudas una medicina, la santidad de la planta nunca es reconocida al grado presente en las culturas antiguas. Incluso se alienta a los niños de las culturas antiguas a que usen las plantas como medicina, y como resultado, ellos no desarrollan una relación abusiva con ella. De hecho, las plantas son usadas como una herramienta en estas tradiciones para crear armonía y comunidad. Fue un honor haber participado en una ceremonia sagrada de la marihuana, con personas que han estado protegiendo la tradición durante miles de años. La experiencia física, emocional y espiritual fue diferente a cualquiera otra que he experimentado con la planta de cannabis. Es claramente evidente después de experimentar algo como esto que la planta no es una medicina que sirve solo para síntomas físicos. Las propiedades medicinales de esta planta exceden por mucho a aquellas que benefician al cuerpo, y también es medicina para la mente y el alma.
Hay razones específicas para usar sangre como fertilizador, y ha sido demostrado que funciona. Pero es una forma controversial de cultivar marihuana, y probablemente nunca será algo que tenga éxito comercialmente. Pero es, sin embargo, un experimento interesante que deben probar todos aquellos que están cultivando marihuana. Podría ser potencialmente el mejor cannabis que fumarás, y yo sé que mi experiencia fue tremenda. A través de este proceso también hay una conexión más profunda entre el cultivador y la planta. El cultivador puede estar seguro que están dentro de esa planta. Se ha registrado que cuerpos y huesos han sido enterrados junto a plantas para que estas florezcan como árboles más sanos y felices en todo el jardín.
Los nutrientes que se encuentran en el cuerpo humano parecen ser buenos fertilizadores para las plantas, y en las culturas antiguas, esta tradición había sido practicada durante mucho tiempo. En cualquier caso, cultivar marihuana que ha sido fertilizada con sangre de periodo está destinado a inducir diferentes experiencias al fumarla en comparación a cultivar marihuana en espacios internos. La experiencia es profunda, y yo se la recomendaría a todos los que sean entusiastas de la marihuana.